Algunas personas no se sienten a gusto con el aspecto de su nariz. Les gustaría cambiarlo, pero no tienen una idea clara sobre cómo sería su nariz ideal, cuáles serían sus características y dimensiones adecuadas. Quien mejor puede ayudar a identificar estas necesidades es el cirujano. Él maneja los conceptos de armonía facial y está en disposición de ofrecer, partiendo de las expectativas del paciente, una solución estética realista y equilibrada.
Hay quien encuentra su nariz ideal en la de una modelo, la de una actriz o la de algún conocido. Sin embargo, cada rostro es único y presenta unas particularidades que deben ser tenidas en cuenta a la hora de planificar y ejecutar la cirugía.

Una vez realizado el estudio del rostro y todas las pruebas médicas complementarias, el cirujano, en sintonía con el paciente, planteará una solución estética realista y equilibrada
La nariz ideal: armónica y natural
El cirujano estudia cada caso de manera individual y pormenorizada, analizando la nariz de manera estática y dinámica, sin perder nunca de vista la relación entre forma y función de este órgano respiratorio y olfativo.
Un resultado armónico se apoya en el análisis de las tres vistas o proyecciones de la nariz:

Vista o proyección de frente
Se visualiza la nariz como un triángulo que va desde la parte más alta de la nariz hasta las comisuras de los labios. La línea imaginaria que divide el rostro en dos mitades debe pasar por el medio de la raíz nasal, del dorso y de la punta.
Esta vista permite detectar posibles desviaciones y disarmonías con respecto al resto del rostro. Para su análisis se manejan indicadores como la distancia entre los lacrimales internos, que debe ser similar al ancho nasal, o el tamaño de los ojos.
En general, si se divide la cara en tres tercios horizontales y cinco verticales, la nariz debe quedar encuadrada en la sección central, tanto horizontal como vertical.
Vista o proyección de perfil
En este examen el cirujano tiene en cuenta el tamaño de la raíz de la nariz, la forma del dorso, y la rotación y proyección de la punta. Se trata de determinar cuánto sobresale la nariz de la cara y cuál sería su proyección más armónica.
Para ello se trazan unas líneas en el rostro que permiten calcular cuáles serían los ángulos nasofacial, nasolabial, nasofrontal y nasomental ideales.
Vista basal
El análisis basal antes de una rinoplastia se centra en la punta de la nariz, concretamente en la simetría de los orificios nasales o narinas.
Si miramos la nariz desde abajo, se debería visualizar un triángulo equilátero. Al dividir la base en tres partes iguales, los orificios nasales deberían ocupar solo dos tercios.
Corrección de las alteraciones nasales
Una vez realizado el estudio del rostro y todas las pruebas médicas complementarias, el cirujano, en sintonía con el paciente, optará por realizar una cirugía que modifique el dorso, que modifique la punta nasal o que modifique ambas cosas.
En ocasiones, la rinoplastia se acompaña de cirugía ortognática y/o mentoplastia
En algunas ocasiones, para alcanzar un resultado estético óptimo, la rinoplastia se acompaña de otros procedimientos quirúrgicos como pueden ser la cirugía ortognática –para corregir anomalías dento-craneo-maxilares- o la genioplastia –cirugía del mentón-.
En el plano funcional, cuando además de disarmonía facial existen problemas de respiración, la rinoplastia se combina con septoplastia (rinoseptoplastia). Con la septoplastia se consigue reparar una nariz que está obstruida, ya sea por una tensión excesiva o por la desviación del tabique.
Rinoplastia: Formación y experiencia
La rinoplastia es uno de los procedimientos quirúrgicos más complejos y difíciles, que requiere habilidad técnica a la vez que sensibilidad estética.
Si estás pensando en mejorar el tamaño o la forma de tu nariz, pide cita con el Dr. César Colmenero en el 917668171 o en el 914019707.
Por su doble formación -como cirujano maxilofacial y como otorrinolaringólogo-, el Dr. César Colmenero atesora una amplia experiencia en este campo, avalada por excelentes resultados.
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“Cirugía Plástica y ORL se complementan y se solapan muchas veces”
RAQUEL SERRANO
raquelserrano@diariomedico.com ’
“Ser número 1 en el MIR no significa que seas el que más sabe, el mejor profesional. Para llegar a este estado, hay que seguir estudiando todos los días de tu carrera profesional, formarte constantemente”. Aunque parezca paradójico, estas palabras las dice César Colmenero Ruiz, director de la Clínica Colmenero, en Madrid, que consiguió en 1986 el primer puesto MIR eligiendo Cirugía Maxilofacial, hecho que trece años después volvió a conseguir: ser número uno MIR en la especialidad de ORL, sin olvidar que fue premio nacional fin de carrera y número uno de su promoción, entre otras excelencias académicas.

RAQUEL SERRANO
Este cirujano, que en sus años de estudiante tenía el mejor curriculum de Medicina de la Universidad Autónoma de Madrid, reconoce, no obstante, que dedicó mucho tiempo y esfuerzo a la preparación de esta prueba: “Doce horas ininterrumpidas de estudio entre los meses de junio a diciembre.
Prácticamente encerrado, dormía 8 horas, hacía un poco de deporte y estudiaba fundamentalmente por las noches porque en mi casa éramos seis hermanos; estudiar durante el día no era lo más adecuado, siempre había follón”.
Tanto ahínco se justifica, en parte, por dos poderosas razones: 1986 era “la época cruda del MIR. Se presentaban más de 20.000 personas para cubrir 1.300 plazas, con lo que te lo jugabas todo. No había academias y la opción era juntarse con amigos y estudiar y estudiar tú solo”. Pero reconoce que, además de estudiar, pues “estudio mucho, incluso actualmente”, también arriesgó mucho en ese examen: “En el MIR, si se acierta una pregunta es un punto y si fallas es menos 0,3 puntos. Si tenía alguna duda entre dos preguntas, siempre arriesgaba. Además, hay que tener un poco de psicología para intuir qué es lo te quieren preguntar, una faceta que también se entrena”. El otro motivo era el deseo de ejercer su profesión en España, a pesar de que también preparó el examen que le ofrecía la posibilidad de trabajar en Estados Unidos. “Hice el último curso de Medicina en Estados. Acababa de regresar de allí y preparaba el examen, que se realizaba muy poco después del MIR, para volverme a ir a Estados Unidos. Me examiné y saqué muy buena nota, pero quería quedarme en España”.
La elección de Cirugía Maxilofacial consolida una tradición familiar, siguiendo los pasos de su padre, que también era cirujano maxilofacial. Y al igual que él, eligió el Hospital La Paz, de Madrid, para hacer la residencia. “Mi padre fue extremadamente generoso conmigo porque en cuanto entré en La Paz él se fue a otro hospital para evitar comparaciones o comentarios. Coincidí con él solo ocho meses”.
Prueba muy objetiva
Recuerda que le gastó una broma cuando le comunicó que había suspendido el MIR. “No tiene importancia, es solo un examen. Lo preparas para el año que viene, me dijo mi padre. Al cabo de unos minutos le dije: ‘Papá, he sacado el número 1’. Entonces a mi padre, que siempre fue muy duro conmigo, se le escaparon las lágrimas y me colgó el teléfono porque no podía hablar”.Trece años después, en el año 2000, Colmenero decidió presentarse de nuevo al examen MIR para seguir completando su formación. “La Cirugía Maxilofacial es una especialidad preciosa y con una fuerte relación con ORL, muy complementaria con ORL. Son especialidades con mucho solapamiento, muy complementarias”. De nuevo, obtuvo el primer puesto.
Su actual perspectiva de este examen ha variado con los años. “Ahora, la bolsa de demandantes es menor y hay más plazas. Pero es evidente que los chicos tienen ahora una mejor y más amplia formación”. Sin embargo, considera que el sistema MIR es la parte más seria de la medicina. “El que estudia y tiene constancia a lo mejor no saca el número 1 ni el número 4, pero sacará el 25. El MIR es un examen muy objetivo que valora objetivamente tanto la parte del histórico donde se incluye el curriculum como la parte que corresponde al examen”.
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